martes, 13 de marzo de 2007

Elijo mi tótem y justifico los motivos


ALCE

He elegido este tótem porque soy tranquila y suelo escuchar a los demás y dejar hablar, no me gusta estar sola ni aislada, suelo dejar que se queden mis compañeras a almorzar, merendar y a cenar. Suelo atender los problemas de otro y siempre estoy con ellos a su servicio. No me gusta discutir pero algunas veces me enfado un poco. Por eso he elegido el alce.


Noemí Mª Jiménez Contreras

ALCE

Yoelijo el alce porque su principal cualidad creo yo que es la amistad, tiene respeto hacia los demás y es muy silencioso, para no molestar, también se siente respetado por personas silenciosas. Es pacífico y estoy seguro que el alce es mi tótem, además de mi animal preferido. yo también tengo otras cualidades aprendidas pero las más aprendidas creo, son pacífico, amistoso, silencioso y respetuoso.

Daniel Díaz de Mayorga y Lesdema

jueves, 8 de marzo de 2007

Yo quiero que tú seas una mala madre

Antes creía que mis padres me castigaban por gusto y me mandaban al cuarto, mientras que veían el programa que ellos quisieran, pero no es así. Cuando tuve un poco más de sensatez y conciencia lo entendí y pensé que tonta fui diciéndole a mi madre cada vez que me reñia: "no te quiero", cuando se me pasaba un poco el enfado, mi madre me decí: "Luisa lo he hecho por tu bien, para mí hubiera sido más fácil no decirte nada y quedarnos en el salón, pero eso hubiera sido de mala madre". Peor yo siempre le decía:"Pues sé una mala madre". Ahora que lo entiendo sé darle las gracias.
Luisa Beatriz Piñero Pérez (4ºA)

martes, 6 de marzo de 2007

La historia del abeto

Cuando nació el Señor, los pastores le hicieron una historia sobre un abeto. Las ovejas le dieron toda la lana, las cabras y vacas le dieron la leche, las plantas aromas, esencias y flores de invierno para adornar el establo. ¡Pobre de Jesús! Pero había un abeto que no tenía nada, estaba roto por el viento del otoño y lloraba. Y así, decidió romperse algunas ramas para hacer un hoguera para dar calor a Jesús. Y se cuenta que ese sacrificio se agradeció dándole al abeto, todas las navidades, vivos colores, cuentas del más delicado cristal y de sus ramas y frutos y adornos para que el Niño Jesús siempre estuviera calentito.
Mª del Carmen Delgado Venzalá